domingo, 23 de diciembre de 2007

Teteras roñosas

Supongo que os habrá pasado, especialmente si tomáis té negro.

Al final la vajilla se termina manchando, de un color marrón. Da igual que sea acero, porcelana, cerámica o cristal.

Las tazas menos porque se lavan y frotan con más frecuencia. Pero si tenéis una pinza con colador, un huevo de té o trastos así, supongo que estarán como los míos, marrones.

Las teteras también se manchan, tengo una de cristal que se nota al trasluz. Las de cerámica o porcelana importan menos porque el negror lo llevan por dentro...

La mancha en general no es que el material esté teñido, salvo que sea poroso, claro. Es más bien como el sarro de los dientes, una película que se va formando y que cuando es un poco gruesa, no sale fácilmente.

En fin, el caso es que he buscado por internet alguna solución y he encontrado varias, pero sólo he probado tres.

Solución 1: hervir el cacharro en agua con bicarbonato. Fracaso. No limpió nada en absoluto.

Solución 2: espolvorear con bicarbonato y frotar. Éxito total. Por lo que he leído, es más el efecto abrasivo de los granos de bicarbonato que la propia reacción química. Echad un poco de bicarbonato y una gota de agua, para que se haga una pasta, y frotad con un paño, un cepillo, o con el dedo mismamente. El bicarbonato parece que es suficientemente duro como para arrastrar las manchas de té pero blando para no rallar los utensilios. Eso sí, yo no lo probaría en plástico o metacrilato porque puede perder el brillo. También he visto que se puede usar sal común, pero suele ser más gorda. La parte mala es que donde no llegas a frotar, no puedes limpiar.

Además, el bicarbonato disuelto en agua dicen que tiene otra ventaja. Es neutralizante, y ayuda a quitar los sabores de los recipientes, por ejemplo, de una tetera donde se ha usado té aromatizado y ahora siempre tiene cierto regustillo. Aquí no creo que haya problemas en usarlo con plásticos.

Solución 3: echar pasta de dientes y frotar. Fracaso, pero eso sí, huele bien.

Solución 4: lejía. Yo he probado sin diluir porque soy un poco animal, pero la recomendación es usarla diluida en agua. Todo un éxito. Al menos en metal, cristal y plástico duro (ni brillante ni transparente, quizás lo ha decolorado un poco). Pero se va sin frotar, se pone en remojo y a los 5 minutos lo agitas, y se queda la lejía amarillenta y el cacharro limpio. Seguramente si se diluye tarda más en hacer efecto pero es más seguro.

Otras soluciones sin probar: dejar en remojo con unas gotas de amoniaco (¡no mezclar lejía y amoniaco nunca!, produce cloro muy tóxico), con detergente de lavavajillas automático, usar pastillas de limpiar dentaduras postizas (pero en otro vaso, por favor)...

Por supuesto, si probáis alguna cosa, ¡no me hago responsable!

¿Alguna idea más? ¿Alguna experiencia?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias!
Creo que has salvado a mi hermanita con tus recomendaciones, porque tuvo problemas con una tetera y ahora va a intentarlo.
Nuevamente, muchas gracias :)

igo dijo...

Yo te recomiendo lejía diluida en agua (más agua que lejía) y dejar actuar unos minutos.

Mucha suerte :D