martes, 27 de marzo de 2007

Añoralgias

Con este título que me he apropiado vilmente de Les Luthiers, voy a hablar de un fenómeno que muchos pensaréis que era del pasado, pero que también está hoy.

Se trata de las emisoras de radio de onda corta.

Al poco de descubrirse las ondas de radio, hace ya más de cien años, aparte del evidente uso militar y comercial, enseguida se pensó en usarlas para llevar información a la gente.

Pronto se instalaron las primeras emisoras de radiodifusión en onda larga y onda media. Con un sencillo receptor en casa (los baratos eran las radios de galena, sin necesitar electricidad) se podían sintonizar emisoras que te hablaban del mundo cercano y lejano.

El término de onda larga y onda media corresponde a la longitud de onda de la señal transmitida. En onda larga la señal era larga, y en onda media... bueno, lo imagináis.

La longitud de onda depende de la frecuencia. Las frecuencias bajas son de ondas más largas, y a medida que se aumenta la frecuencia, disminuye su longitud.

Las frecuencias bajas fueron las primeras en utilizarse porque era más sencillo, pero rápidamente empezaron a utilizarse las ondas medias y finalmente, las cortas.

Cada una tiene sus ventajas. Las ondas medias se usan mucho en España hoy en día (la AM de las radios, Amplitude Modulation). Funcionan prácticamente igual de noche y de día, se oyen bien, no necesitan antena exterior y tienen señales estables.

Las ondas cortas, sin embargo, necesitan una antena más grande y bien orientada, son ruidosas (porque hay ruidos eléctricos en las mismas frecuencias, naturales y artificiales) y bastante inestables. No sólo cambian de la noche al día, sino que cambian constantemente, pudiendo dejar de oírla durante unos segundos para luego recuperarla.

Evidentemente, algo bueno tienen frente a la onda media. En efecto, la onda corta tiene una gran ventaja: puede propagarse por la atmósfera a grandes distancias. Mientras que la onda media no llega a más de 500-1000km (en condiciones fabulosas), la onda corta puede llegar varios miles de kilómetros. Una única estación puede cubrir un continente como Europa.

Muchos países tienen emisoras de onda corta, propiedad del gobierno. Normalmente no están pensadas para transmitir a sí mismos, sino a otros países o continentes. Por ejemplo, en España está Radio Exterior de España, que transmite en onda corta a medio mundo, a diferentes horas del día, y en muchos idiomas.

Con Internet, y la globalización que trajo consigo, muchas de estas emisoras no tienen tanto sentido. Por un lado, la información que proporcionan normalmente puede encontrarse en la red, y por otro lado, bastantes emisoras están colgando sus programas en la web, de tal forma que pueden oírse cuando se quiera con mayor calidad.

Esto ha llevado a que varias emisoras hayan dejado de transmitir algunos idiomas. Por ejemplo, la Deutsche Welle transmitía en español, pero ha dejado de hacerlo. La BBC también ha cortado sus emisiones en español hacia Europa, pero las mantiene hacia Centroamérica.

En muchos casos estas emisoras se han utilizado como propaganda política encubierta. Ya que las emisiones normalmente se tratan de noticias, es tan fácil como informar de lo que interesa. Esta es una de las razones de que la BBC mantenga las transmisiones de español hacia Centroamérica y las haya quitado de Europa.

En esta misma línea hay muchas emisoras. Algunas transmiten hacia dictaduras (como la famosa Radio Martí, transmitiendo desde Florida hacia Cuba con información de lo que pasa fuera, aunque a veces con claros toques imperialistas) o desde dictaduras, como Radio Pyongyang desde Corea del Norte, o Radio Teherán. Ambas transmiten las noticias desde un punto de vista muy distinto al que nos llega normalmente.

Los países que son "víctimas" de algunas emisoras que quieren que a la gente le llegue más de una fuente de información, intentan interferir estas transmisiones. Para ello, transmiten encima de ellas para taparlas y que no se oiga nada. Cuba lo ha intentado con Radio Martí (con poco éxito, la diferencia técnica y económica es notable) y China interfiere las emisoras de disidentes con tanta fuerza que desde España se oye perfectamente la interferencia (ópera china, muy escandalosa y muy efectiva) pero no hay ni rastro de la otra emisora.

Para recibirlas hay que tener una radio de onda corta. No es difícil encontrarlas, aunque ya no son tan comunes como antes. Sony o Sangean siguen teniendo modelos asequibles y de muy buena calidad. También hay que vivir en algún lugar con ventana un poco despejada, algunas veces comprar una antenita para la ventana y tener suerte de no tener interferencias eléctricas en la casa, producidas por electrodomésticos de mierda, como fuentes conmutadas, fluorescentes en mal estado o reguladores de la luz chinos.

Para escuchar las emisora importantes, como la BBC en inglés, no hace falta nada especial. Transmiten muy bien, con mucha potencia.

Otras emisoras suponen retos. Por ejemplo, Radio Pyongyang es complicada. Y Radio Martí mucho más, ya que transmite hacia Cuba, y aquí llega realmente mal, si llega.

Dentro de la banda de onda corta hay muchas subbandas, dentro de dos grandes grupos: bandas nocturnas y bandas diurnas. El nombre indican cuándo se propagan por la atmósfera. Es fácil aprenderse el truco, y así poder saber dónde buscar, aunque algunas webs como Eibi se dedican a recopilar listas muy extensas, con todas (o casi todas) las emisiones de onda corta que pueden encontrarse por las ondas, para ahorrarnos el trabajo de buscar.

Sin embargo, buscar es entretenido, y uno se puede llevar sorpresas. Hay emisoras clandestinas que cambian de frecuencia, otras no están catalogadas, otras son irregulares... se puede buscar por la banda y de repente, escuchar una emisora en español que no está en la lista y descubrir que es Radio María, una emisora religiosa privada transmitiendo la palabra de Dios (y pidiendo generosos donativos).

Yo tengo un receptor de onda corta bastante majo desde hace ya muchos años, y la verdad es que me ha entretenido mucho.

He podido escuchar a la NHK, emisora de Japón, transmitiendo en japonés o español hacia aquí. También a la Radio Internacional de China, que tiene una programación cultural muy buena. A la BBC, que nunca viene mal hacer oído. Y cuando uno se aburre de todo esto, puede irse a escuchar a los radioaficionados lejanos, los radioteléfonos de los barcos, las frecuencias de control aeronáutico, descodificar mapas meteorológicos, escuchar teletipos de agencias de prensa o incluso emisoras de números, aún existentes y bastante misteriosas.

En definitiva, que queda onda corta para rato, y aunque no creo que suceda como en Independence Day, que hay un bloqueo de las comunicaciones y acaban usando el morse, muchas embajadas tienen emisoras de onda corta para las emergencias. Por algo será.

domingo, 11 de marzo de 2007

¡Yo lo quiero fuertecito!

Algunas personas que me conocen dicen que me gusta el picante. Hombre, no voy a negar que un poco sí, pero eso no es nada comparado con lo que hay por ahí. En muchos países como Mexico, la India, Tailandia, etc. tienden a poner la comida muy picante.

Pero sí, un poco la verdad es que me gusta. Y la curiosidad me ha llevado a indagar. ¿Qué es el picante?

Buscando buscando, he encontrado que en los pimientos (y todas sus variedades, como cayenas, guindillas o jalapeños) el picor lo produce una sustancia llamada capsaicina (para los entendidos, 8-metil-N-vanillil-6-nonenamida).

Esta sustancia se encuentra en los pimientos, seguramente como medida de defensa contra los animales que se los comen. Esto les ha funcionado muchos millones de años, pero han tenido la mala suerte de que llegáramos nosotros, que disfrutamos con él.

La capsaicina es un capsaicinoide (qué original). Hay más, pero es el más frecuente en los pimientos. Dicen que la capsaicina pura es hidrofóbica, incolora e inolora. No dicen que es insabora, no sé si por no serlo, o porque nadie se ha atrevido a probarla pura.

La mayor concentración está en las semillas. Pero, un momento. ¿Por qué una planta pondría las semillas en un fruto que luego no guste a los animales? La idea es que los hervíboros se los coman y que luego diseminen las semillas en las heces.

¡Ah! La cosa tiene trampa. Parece que los pájaros están inmunes. Las semillas, tras pasar por el sistema digestivo de los mamíferos, no germinan. Sin embargo, no tienen problemas al atravesar las tripas de un pájaro. Solución: que sólo las coman las aves. Mala no es la idea.

La capsaicina estimula un neurorreceptor de la piel (el receptor vanilloide subtipo 1, VR1) que también se activa con otras sensaciones más familiares: calor y abrasión. De ahí que el efecto de la ingesta sea una sensación de ardor. Pero a diferencia del calor de verdad, es inofensivo. Una vez pasados sus efectos, no hay ningún daño físico. Los neurorreceptores se terminan acostumbrando al picante, lo que crea hábito en la gente que lo toma a diario.

En cualquier caso, decir que "el picor está en tu cabeza" no es ningún consuelo cuando pillas un pimiento del padrón peleón.

Antes he dicho que la capsaicina es hidrófoba. Esto significa que no se mezcla con el agua, pero sí lo hace bastante bien con la grasa. Una consecuencia es que si fríes pimientos picantes, el aceite picará. Y otra consecuencia práctica: beber agua no ayuda a que se rebaje el picor. Lo mejor es tomar sustancias grasas, como pan con mantequilla, embutidos o queso, que harán que la capsaicina se disuelva y sea arrastrada lejos de la boca.

El dolor causado por la capsaicina libera endorfinas, como muchos otros dolores, que puede causar placer. Quizás sea esa la razón de que a algunos les guste el picante. Yo creo que cierto también hay cierto grado de masoquismo involucrado.

Y dentro de las miles de especies de pimientos, ¿cuál pica más? Pues como es lógico en esta sociedad tan cuantificadora, hay una escala para medir el picante. Se trata de la escala Scoville, en concreto, las unidades de calor Scoville (SHU). El mínimo es 0 SHU, ningún picante, y el máximo es capsaicina pura, aproximadamente 16.000.000 SHU.

Las salsas de tabasco rondan los 5.000 SHU, la cayena unos 30.000 SHU y los pimientos más picantes que se conocen, los Naga Jolokia, rondan el millón de SHU.

Existen básicamente dos formas de medir los SHU. La organoléptica (comiéndoselos, vamos) y por un análisis para medir la concentración de capsaicina y derivados. Personalmente recomiendo la segunda, más aburrida pero mucho más segura.

Ningún pimiento conocido está entre el millón de SHU y los 16 millones de la capsaicina pura, pero existen salsas a base de concentrados de capsaicina, con nombres tan sugerentes como "Death Sauce", "Sudden Death Sauce", Mega Death Sauce", etc, muchas de ellas superando el millón de SHU. El regalo ideal para ese amigo mexicano que no deja de presumir de su comida. Por supuesto, echadla a traición.

¿Comer picantes es malo para la salud? Pues parece que no. No se encuentra asociado a úlceras de estómago u otros problemas. Pero a saber, también dicen que la capsaicina se destruye en el proceso digestivo, y cualquiera que se haya pasado con el picante, descubre que esto no es cierto en su siguiente visita al señor Roca.

La pimienta, que son semillas pequeñas y no pimientos, también contiene capsaicina, pero además tiene otras moléculas (como la piperina) que producen un picor distinto, mucho más agradecido a la hora del desalojo intestinal.

Así pues, mi recomendación es que os animéis con el picante en las comidas, que siempre le da un toque especial. Y el día que os paséis, le podéis dar al jamón, que rebaja (el de bellota más).

Última hora:

Dada la seriedad y rigor de este blog, he realizado pruebas de campo. Vamos, de irse al campo a buscar pimientos.

He encontrado una variedad nueva que ronda los 10 millones de SHU. Buscando por internet, parece que nadie la ha encontrado hasta ahora.

Puede distinguirse su peligrosidad por el dibujo que figura sobre el pimiento. Os dejo la foto que sirve de prueba de este hallazgo:



Jesús, te invito a comer. Tengo ensalada de pimientos :D

Saludos.